A penas unos días atrás celebrábamos con júbilo el nuevo año. Muchos hacen fiestas a lo grande, otros estrenan ropa, hay quienes incluso cristianos, que hacen ciertos ritos para que el año sea el mejor que el anterior. La mayoría de la gente ha hecho sus resoluciones, bajar de peso, hacer ejercicio, comer más sano, conseguir un nuevo trabajo, o empezar un negocio, viajar más, etc. Si somos cristianos nos ponemos como meta, orar más, leer, ahora si la Biblia completa, ir más seguido a la iglesia, etc.

La verdad es que ya en esta segunda semana del mes de enero del 2018, podemos vislumbrar más o menos como iremos con nuestras resoluciones. Hay algunos que han pospuesto la dieta para la otra semana o para el mes de febrero, tal vez no deba cambiar mi trabajo, o ya no pude leer el capítulo de la Biblia que me tocaba, mejor ya no sigo, etc.

Lo primero que deberíamos hacer es proponernos NO darnos por vencidos. Ayer no pude, HOY SI PODRÉ.

Ponte a pensar, el por qué este trabajo no me conviene y quiero cambiarlo. Es nada más porque sí, o porque ya no tengo futuro en la empresa en la que estoy. Si necesito un nuevo empleo, seguro sea porque necesito mejores entradas, o necesito cambiar de ambiente, quiero progresar. No deberíamos de conformarnos en un trabajo que solo roba nuestro talento y se vuelve monótono, no nos enseña nada y nos deja estancados. Busquemos nuestro propio progreso. Quién sabe, pero el éxito puede estar a la vuelta de la esquina.

Si necesitamos ayuda con nuestra dieta, sentémonos a hacer una lista de lo que comemos regularmente, veamos cuales son los cambios que necesitamos. Generalmente sabemos que tenemos que comer más frutas y vegetales frescos, empecemos haciendo cambios pequeños para formar hábitos grandes, podríamos ayudarnos a poner un banano en el cereal, una ensalada en el almuerzo, un jugo natural en la cena, comer porciones pequeñas, no comer entre comidas o no comer en la calle, y si no podemos quizás buscar lo más sano. Probablemente después podemos consultar a un profesional en nutrición que nos ayude.

Con respecto al ejercicio; sinceramente es lo que más nos cuesta hacer, y lo primero que dejamos, porque nos cansa, nos tenemos que levantar muy temprano, o el trabajo estuvo muy duro, no me quedan más energías, así que llego a casa a sentarme, a leer, a jugar videojuegos, o simplemente a dormir. Lo mejor que debemos hacer es empezar con una caminata, aunque sea alrededor de la cuadra, poco a poco incrementar un poquito más, un poco más rápido, y si hoy no pude, no nos demos por vencidos mañana. Si no nos gusta salir, tal vez podamos comprar una bicicleta estacionaria, una banda para caminar, o simplemente buscar en el internet ejercicios que podamos hacer en casa. Ahora ya no hay excusas, siempre hay una solución.

La vida espiritual es muy personal, y cada quien es diferente, pero el ponerse en contacto con nuestro Dios nos hace sentir más alentados ante la adversidad, en un mundo cambiante y con más resentimiento, en el que encontramos más ocupaciones cada día, pareciera ser un reto, el poder hacer una oración, o tener tiempo para leer la Biblia y estudiarla. Generalmente tenemos más tiempo para leer otros libros que pasar tiempo con la Biblia, puesto que sus historias no nos atraen porque ya las sabemos o no son tan emocionantes.

Pero formar el hábito de pasar tiempo con Dios, es importante para nuestra vida espiritual. Necesitamos alimento para nuestro beneficio espiritual. El equilibrio completo de alma, cuerpo y mente, empieza aquí.

Para desarrollar el hábito de la oración, es como la del ejercicio, poco a poco. Cuando se conoce a alguien no se habla todo de una sola vez, se va conociendo a la persona hasta que tienes confianza en ella y puedes hablar más y por más tiempo. Así mismo es nuestra relación con Dios, ve conociéndolo poco a poco y a platica con El hasta que no le dejes de contarle nada, verás cómo sí se puede.

La Biblia es necesario leerla, pero no a la ligera, o como por hacer competencia, menos sin entenderla y solo porque si, o por presumir que ya la leímos toda. Es más interesante cuando la leemos poco a poco, sin prisa, descubriendo como dice una escritora inspirada, “ese hilo de oro que corre desde el Génesis hasta el Apocalipsis”. Descubriendo el amor de Dios en cada historia que se cuenta, haciendo de Dios el protagonista de la misma. Haciéndonos preguntas; ¿qué me quiere decir esta historia del amor de Dios? ¿Cómo descubro el amor de Dios en esta otra historia, en este libro? Y si toda se conecta, y es una sola historia, cómo descubro al Dios de amor en ella.

La vida parece ir más rápido cada día, pero hay cosas que debemos hacer despacio y sin prisas para lograr mejores resultados. Todos los retos buenos nos ayudan a querernos más cada día, porque si nosotros no nos queremos, no podemos querer a nadie.

Dios mismo dice en su Palabra en 3 Juan 1:2: Amado yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.

Que este año lo que nos propongamos lo hagamos, empezando despacio, para ir formando buenos hábitos, que perduren. Recordando cada día, que este es el día para amar a Dios, amarme a mí y a los que me rodean.

¡Dios los bendiga! ¡Feliz año!