La juventud es una de las etapas más lindas de la vida. Es la etapa más dura también, pues está llena de cambios de toda índole. En estos tiempos especialmente en que todo cambia a ritmo acelerado, demanda que estén la altura de las circunstancias.

En todos los tiempos los jóvenes han tenido que acostumbrarse a etapas diferentes, no es lo mismo ser joven en tiempos bíblicos, como en la segunda guerra mundial o ahora. Incluso hablábamos con mi hijo de 25 años que de mi generación a la suya y de la suya a la próxima, como la de 4 años después que es la de su hermana, hay cambios tremendamente radicales, en todo aspecto. Desde el entorno social, hasta el tecnológico.

En tiempos de mis abuelos, era suficiente con saber leer y escribir, no importando a cual grado llegaras. Luego en la generación de mis padres ya era importante el grado en el que llegabas y si terminaban sexto año era bastante, un poquito más era mejor; pero en mi generación ya se demandaba terminar al menos la escuela, y si entrabas a la universidad y la terminabas, que mejor; pero hoy por hoy, sabemos que se debe terminar la universidad, y si se tiene un post grado de la misma es mejor.

En cuanto a tecnología podemos ver que ésta, cambia a pasos agigantados, cada día sale algo más avanzado, y hasta con mejor calidad. Las computadoras de mi niñez ocupaban grandísimos espacios. Hoy la llevamos dentro del bolcillo, y hasta es teléfono.

Las redes de comunicaciones sociales, son extraordinarias, pues podemos comunicarnos en cualquier parte del mundo donde estemos. Todo alrededor nuestro está constantemente cambiando. Y la juventud tiene que estar al día de la misma.

No pretendamos como adultos, que nuestros jóvenes actúen como nosotros. La verdad es que su mundo es muy diferente de lo que nosotros teníamos. Las demandas de hoy no son las demandas que nosotros teníamos a la edad de ellos. Simplemente educarlos es cada día un reto enorme, puesto que las reglas actuales son totalmente diferentes de las que nosotros los adultos vivimos.

Aquí es donde muchas veces entramos en conflictos, especialmente porque queremos que nuestros hijos nos crean solo porque si, o como nos decían a nosotros nuestros padres, “porque aquí mando yo, y punto.”

En las iglesias pretendemos que nuestros hijos crean lo que a veces ni para nosotros es lógico, hoy por hoy no podemos permitirnos esa arbitrariedad, el estudio de la biblia debe ser profundo, y lo que es más importante, hay que vivirlo a diario. La mayoría de los jóvenes se salen de la iglesia, puesto que hablamos mucho de amor, pero no lo demostramos. Y a los jóvenes los criticamos sin piedad.
Queremos que al igual que nosotros crean nada más porque así lo dice el Pastor. Y tal vez este en su casa está maltratando a su esposa y a sus hijos. Queremos que vivan en la misma sociedad que nosotros vivimos, sin embargo la situación en esta sociedad es inmensamente diferente.

Nosotros cansados del abuso de educación que tuvieron con nosotros, que bien vale la pena decir era más a base de regaños, golpes y de gritos, más que de razonamiento, hemos permitido y hasta hemos sido indulgentes con nuestros hijos, cuando muchas veces bien que se han merecido una buena nalgada. Y también no hemos permitido que los maestros en las escuelas hagan su trabajo, puesto que si les dicen algo siempre estamos a la defensiva de ellos.

Toda esta situación nos ha llevado a tener jóvenes como los que tenemos hoy por hoy. Y que muchas veces son débiles para enfrentar situaciones duras, puesto que no saben cómo hacerlo. Muchos se creen invencibles, porque solo con darle un clic a la computadora, tienen la mayoría de las respuestas. Y otros no se acostumbran bien a los cambios, ni a estar solos, o a ser rechazados. Otros se encarcelan en sus cajitas de cristal, porque es mejor no socializar, total no encajan en la sociedad. Y es que hoy, tener principios pareciera de otro planeta.

Como padres nos han dado una tarea que es totalmente difícil de hacer. Los muchachos se nos van de la casa cuando más necesitan de nuestro consejo y ayuda. Se refugian con amigos que al igual que ellos no saben la dirección correcta a coger.

Nos queda nada mas encomendarnos a Dios por sabiduría. No es fácil. Ni ser joven ni ser adulto hoy en día.

Les puedo dar unas recomendaciones para ayudarnos como padres, hago constar que lo hago de mi propia experiencia:

  1. Leamos y estudiemos con mentes abiertas la Biblia. No nos quedemos con aquello que supuestamente sabemos. Hay más por explorar. Siempre hay algo que aprender. El carácter de Dios solo se refleja al contemplarlo.
  2. En esta sociedad cambiante, nos toca como adultos no quedarnos atrás, es necesario, que cambiemos con ella. Y al igual que con la Biblia, retener lo bueno y desechar lo malo.
  3. Comprendamos a nuestros hijos, su mundo es muy difícil y cambiante, aun más que el nuestro.
  4. Tratemos de razonar más, que de imponer. Dios mismo nos invita a razonar con El.
  5. Aprendamos a amar a Dios, de amarnos a nosotros mismos y estaremos dispuestos a amar a nuestros hijos y semejantes también.
  6. No juzguemos a nadie, al hacerlo nos estamos juzgando a nosotros mismos.
  7. No nos creamos superiores a nadie. Todos valemos lo mismo como hijos de Dios.
  8. Seamos sinceros con nuestros hijos
  9. Hablemos con claridad y seamos transparentes.
  10. Cuando nuestros hijos caigan en un error grande, estemos dispuestos a perdonar, porque los amamos. Dios nos perdona porque nos ama.
  11. Involucrémonos en su mundo.
  12. Escúchenosles, y tratemos de razonar con ellos.

El versículo de Isaías 1:18 traducido del inglés al español es totalmente diferente, porque dice: vengan y razonemos, es una invitación amorosa de nuestro Dios a entablar una conversación con El.

Come now, let us reason together, says the Lord….
Ven ahora y razonemos juntos dice el Señor.
(Isaías 1:18) (New International Version)