Sin duda este año 2017 que estamos por terminar, ha traído muchas cosas buenas, así como también muchas cosas que lamentar.

Es cierto que muchos sentimos que el tiempo pasa volando, y nos preguntamos: ¿A qué hora se fue este año? Ni siquiera cumplí los propósitos que hice en enero.

Quizá para muchos de los que leen este artículo, ha sido un año tormentoso, la pérdida de un ser amado, o la pérdida de la salud, tal vez la pérdida del trabajo o de la libertad, o un divorcio. Quién sabe lo que haya pasado en este año, simplemente para muchos ha sido como una ola que te tiró al suelo y te hizo tragar arena.

Para muchos ha sido un año inolvidable, probablemente, el nacimiento de un bebé, una boda con el amor de su vida, reunión familiar que hacía mucho tiempo no tenía, la graduación de un hijo, el haber conseguido una casa, el triunfo en el trabajo, la realización de aquel sueño que se tenía desde hace mucho tiempo.

Hay otros que agradecen el tener salud, amor, trabajo. El simple hecho de respirar cada día, el canto de los pajaritos cada mañana, la compañía de un perro, el caminar y sentir aire fresco, el tener un plato de comida caliente en su mesa. Llegar a casa y compartir un abrazo con la familia. Que a pesar de las luchas de cada día, siempre hay un motivo para vivir.

La verdad es que cada día, hay cosas buenas y otras que no lo son.
Pero con certeza podemos decir que el amor y la compañía de nuestro buen Dios ha estado cada día con nosotros.

Como dice su Palabra en el libro de Lamentaciones:

22¡El fiel amor del Señor nunca se acaba!
Sus misericordias jamás terminan.
23Grande es su fidelidad;
sus misericordias son nuevas cada mañana.
24Me digo: «El Señor es mi herencia,
por lo tanto, ¡esperaré en él!»
(Lamentaciones 3:22-24 Nueva Traducción Viviente).

Por qué, no nos tomamos un tiempo para meditar en estos días que nos quedan del año, y hacemos una lista de las cosas buenas que nos han sucedido. Meditemos en cada momento que hemos sentido la presencia de Dios en nosotros. Meditemos cuantas veces Dios nos ha llevado en sus brazos, cuantas cosas hemos superado, que simplemente sin su ayuda no podríamos haber superado. Cuántas veces Dios ha tratado de alcanzarnos con su amor. Cuántas veces hemos huido de su presencia, y en su infinita paciencia siempre nos busca, y sin reclamarnos nada, nos abraza.
Para que los propósitos que nos hagamos tengan sentido, practiquemos ser positivos lo que nos resta de este año. Lo pasado se ha ido y no regresa jamás, el futuro no nos pertenece, lo que tenemos es el hoy.
Afuera brilla el sol con todo su esplendor. Dios es bueno: “Gustad y ved que es bueno Jehová; dichoso el hombre que confía en Él” (Salmos 34:8).