El hogar es una institución proveniente de Dios. El ordenó el círculo de la familia: el padre, la madre y los hijos, existiese en este mundo, como una sociedad. (El Hogar Cristiano. Página 188).
Dios en su infinito amor y sabiduría, creó a los padres para que pudiesen amar, cuidar y guiar a sus pequeños. A través de este amor, que ellos brindan a sus hijos, estaría plasmado el carácter y el amor de nuestro buen Dios.
Dios creó este mundo para mostrar que su creación se podía compartir, al mismo tiempo que el amor y el cuidado mostrado para con nuestros amados hijos debía ser una pequeña muestra de Su amor y cuidado, para con nosotros.
Al entrar el pecado en nuestro mundo y alterarse el orden establecido, vemos como todo este sistema entró en desacuerdo y como poco a poco se ha ido destruyendo.
Hoy por hoy vemos familias incompletas, niños que nacen en un hogar sin que se les amen, fuera de un matrimonio, donde falta uno de los dos progenitores. Niños divagando en este mundo de aflicción, cuando la etapa más linda para un ser humano debiera ser la infancia. La miseria humana vino a destruir el legado establecido originalmente por Dios.
Hoy no nos sorprende ver madres solteras como se les llama, haciendo lo imposible por cumplir sus obligaciones, como madres, y padres.
Si bien la madre es el universo del hijo desde su concepción, El psicoanálisis postula que ella es el todo del infante; el amor materno es voraz y totalizante. La madre ejerce una influencia global sobre la vida de su bebé. Incide en lo grande y en lo pequeño, en lo trivial y en lo importante. Ella es el entorno, el universo en donde tiene lugar la vida de un niño. La dependencia es absoluta al comienzo de la vida.
Pero si hablamos del, padre es un universo sobre el que la madre no tiene control pleno. Es la otra orilla de la realidad. Un tercero que entra a modular esa relación de absoluta dependencia. Representa el límite para esa simbiosis entre madre e hijo. Simbólicamente es la ley. Y también es el piso desde el cual aprendemos que el mundo no se adaptará a nosotros, sino todo lo contrario. (Artículo sobre efectos del abandono del padre “La mente es maravillosa, 14 de abril, 2017).
Qué diremos pues a esto; ¿es el padre importante en el hogar? ¿Es el padre importante en la vida de un ser humano?
Veamos a continuación lo que nos dice un artículo llamado “La ausencia paterna: Un circulo vicioso generacional”:
La paternidad ausente es un serio problema global. Estudios científicos realizados en los Estados Unidos han comprobado que es el principal problema social de la nación y la causa de muchos problemas sociales, empezando por la alta incidencia criminal.
Países como Canadá, Gran Bretaña, Colombia, Chile, España y otros han tenido a sus agencias de gobierno y a profesionales de la conducta dedicados a este tema durante años. La ausencia paterna cuesta a los Estados Unidos miles de millones de dólares, directa e indirectamente, en ayudas para las madres solteras y sus hijos, y en los sistemas judicial, administrativo y educativo debido a las consecuencias de la falta de padre. Lo que nos toca más de cerca es que en los Estados Unidos, uno de cada tres niños hispanos se cría sin su padre biológico.
La realidad es que el padre biológico es insustituible en el desarrollo de un niño y tener ese vacío trae consecuencias destructoras, unas de alcance social y otras a nivel individual y familiar.
Se ha encontrado que los hijos criados sin su padre biológico componen las siguientes estadísticas, recopiladas por la ‘National Fatherhood’ Initiative después de extensas investigaciones:
- 85% de los desórdenes de conducta
- 90% de los que escapan del hogar
- 75% de los pacientes en centro de abuso de sustancias
- 80% de los violadores sexuales
- 70% de los confinados en instituciones juveniles
- 85% de los confinados en las cárceles
- 92% de las mujeres que se divorcian
- 71% de los desertores escolares
- 63% de los suicidas
- 64% de las jóvenes que están más propensas a embarazarse sin casarse
- 53% de las jóvenes que se casan o conviven durante la adolescencia
Su tendencia a situaciones negativas, es la siguiente:
- 5 veces más propensos a ser pobres en su adultez
- 20 veces más propensos a los desórdenes de conducta
- 14 veces más propensos a violar
- 10 veces más propensos a ser drogadictos
- 20 veces más propensos a la depresión
- 5 veces más propensos a cometer suicidio
- 32 veces más propensos a escapar del hogar
Cuando el efecto no es tan dramático como los descritos, la ausencia del padre biológico tiene consecuencias de diferentes expresiones en el desarrollo y la vida de las personas.
- En el hijo sin padre hay una eterna nostalgia por una relación con ese padre que no tuvo. Es como una agenda inconclusa que persigue de diferentes maneras, según haya sido la ausencia paterna. En muchos casos, esto le impide inconscientemente la capacidad de establecer relaciones saludables.
- A falta de modelaje correcto de un padre responsable, el varón no tiene a quien copiar en sus roles y la hija no tiene modelo para escoger pareja correcta. Ambos van a tender a perpetuar el síndrome de padre ausente y se crea un círculo vicioso generacional.
La ausencia paterna en el hogar tiene un efecto interminable en las familias y en la sociedad. Su prevención y solución en el presente y para el futuro requiere cambios en los patrones de crianza, la selección de parejas, los estilos de vida y otros factores que han propiciado y permitido el problema. Aunque el manejo del problema debe empezar a nivel individual, el gobierno, la educación, el sistema jurídico y las iglesias podrían hacer aportaciones efectivas para atenuar el problema. (Huffpost abril 2012).
La obra de hacer feliz el hogar no incumbe solo a la madre. El padre tiene un papel importante que desempeñar. El esposo es el vinculador de los tesoros del hogar, y por su afecto fuerte, fervoroso y consagrado une a los miembros de la familia, la madre y los hijos con los lazos más resistentes. (Hogar Cristiano, Pág. 188).
Muchos niños están creciendo en el mundo sin la presencia de un padre. Los índices de abandono siguen siendo muy altos, especialmente en los países latinoamericanos. Para algunos, esto se debe a problemas sociales como el desempleo y la pobreza. Para otros, el factor más importante es la cultura: en algunos entornos el abandono del padre llega a verse como algo relativamente normal.
Si bien es cierto que hay se puede salir adelante sin la presencia paterna, como vimos anteriormente es necesaria la presencia del padre en la vida humana, pero no solo su presencia sino también su participación.
Así como hay muchas maneras de acompañar a un niño, también hay diferentes maneras de abandonarlo. El padre ausente, en principio, es aquel que deja a la madre física y psicológicamente sola en la crianza de su hijo. Se desentiende de la contribución económica, de las tareas domésticas y le tiene sin cuidado lo que pasa con el niño.
Existen también los que abandonan emocionalmente, pero no físicamente. Sienten que los niños son asunto de la madre. Están ahí, pero no creen tener alguna responsabilidad en la crianza de los chicos. No hablan con ellos, no pasan tiempo con ellos, no tienen idea de cómo va su vida. Se limitan a pagar las facturas y a dar alguna que otra orden, de vez en cuando y a su conveniencia. No entran en interacción con los pequeños.
Existen también los que abandonan emocionalmente, pero no físicamente. Sienten que los niños son asunto de la madre. Están ahí, pero no creen tener alguna responsabilidad en la crianza de los chicos. No hablan con ellos, no pasan tiempo con ellos, no tienen idea de cómo va su vida. Se limitan a pagar las facturas y a dar alguna que otra orden, de vez en cuando y a su conveniencia. No entran en interacción con los pequeños.
A los niños abandonados por su padre les cuesta mucho más adaptarse al mundo y a la realidad. Es probable que también desarrollen miedo a los vínculos afectivos profundos. Y pueden volverse “abandonadores” ellos también. Si son niñas, desconfiarán de los hombres, o confiarán en demasía, siempre para repetir el abandono que quieren superar.
Cuando el abandono es parcial, las consecuencias son menos evidentes. Aparecen los mismos rasgos, pero matizados y hasta cierto punto diluidos. De cualquier modo, la ausencia del padre abre una herida emocional profunda, especialmente en los primeros años de la vida. Su vacío jamás será llenado y, en cambio, la huella de su falta será muy difícil de borrar.
Como podemos ver, las consecuencias son desastrosas, es menester que pongamos cuidado en la crianza de nuestros hijos, y enseñarles que sus decisiones tienen consecuencias, y esta de ser padres, conllevan consecuencias eternas.
Si esto es con la falta de un padre biológico, ¿se imaginan las consecuencias que podemos tener en nuestras vidas sin nuestro buen Padre Celestial?
Mi Dios, pues, suplirá todo lo os falte, conforme a sus riquezas
En gloria en Cristo Jesús.
(Filipenses 4:19)