Definiendo qué es el divorcio, es la disolución del matrimonio, es la separación definitiva de la unión conyugal.
Cuando una pareja decide divorciarse, y creen que no vale la pena continuar luchando por mantenerse unidos, dan por terminada su relación. Esta decisión muchas veces se ha dado en el calor de la discusión, y se ha definido que ya no vale la pena luchar por retener a la persona que alguna vez pensó amar, además es una etapa sumamente desgastante para la familia.
Por otro lado las circunstancias varían según éstas se den. Muchas de ellas justificadas y otras definitivamente no.
El promedio de duración del matrimonio actualmente es de siete años y uno de cada dos matrimonios se divorcia.
Cada vez la tolerancia y la paciencia, dejan de practicarse en la relación. Y buscar a alguien diferente para que nos haga sentir amados, es ahora lo más común. Hoy en día se entra al matrimonio con la idea, que si no funciona, me divorcio, ya la frase de “hasta que la muerte nos separe” no entra en el vocabulario de los contrayentes.
Pero, ¿de verdad vale la pena el divorcio? ¿Cuáles son las consecuencias del mismo? Y si hay niños, ¿Cómo son afectados?
Debemos tomar en cuenta el por qué se está tomando esta decisión. Si de verdad me quiero ir y dejar a la persona con quien me casé, si vale la pena sufrir y hacer sufrir. Porque hay estar conscientes que vamos a pasar un trago muy amargo, y que hay consecuencias por la decisión tomada.
Aquí vamos a hablar un poco sobre uno de los más grandes problemas que enfrentamos como pareja y es la comunicación. Los demás problemas los dejaremos para otras oportunidades.
La mitad de los divorcios son por falta de comunicación
Muchas veces las discusiones son frecuentes, y el problema es que si no se arreglan con madurez y con tranquilidad, éstas pueden ir creciendo cada día más y más, y en algunos casos se llegan a faltar el respeto. Por esto la comunicación abierta y sincera es completamente necesaria desde el noviazgo. Lo importante en estos casos es dejar que el momento de enojo se pase, hablar tranquilos, y buscar una solución desde el inicio del problema es indispensable. No dar nada por sentado, a veces creemos que nuestra pareja asume lo que estamos pensando o adivina nuestros pensamientos, cuando la verdad es que, no es así.
Lo mismo pasa cuando no hablamos de alguna incomodidad que se tiene, esto solo acrecentará el problema. Por ejemplo, hay parejas que se separan porque para uno de los dos es intolerable que la pasta de dientes quede destapada, y al otro no le importa dejarla sin tapar. Lo mejor sería hablar del problema y el otro colaborar en dejar tapada la pasta. A veces son cosas tan pequeñas y hasta nos parecería ridículo, pero puede ser muy importante para nuestra pareja. Por eso hay que buscar su solución. El colaborar nos dará paz y tranquilidad en el hogar. En este caso vale la pena tapar la pasta.
Es fundamental que aceptemos que nos casamos con alguien totalmente diferente a nosotros, que su escuela es diferente a la mía, y que por lo tanto habrá detalles que para mi sean irrelevantes mientras que para la otra persona son sumamente importantes.
Cuando hay amor todo se puede
Todas las parejas pasamos por conflictos y discusiones, pero muchas de ellas no le dan cierre a la situación, a veces no pueden terminar ni la más pequeña charla sin agresiones. Además vuelven una y otra vez con cosas del pasado. Si no se pueden comunicar correctamente es necesario que busquen ayuda profesional, y les ayuden a comunicarse bien. Este es todo un reto para los de habla hispana en los Estados Unidos puesto que hay muy pocos consejeros matrimoniales, pero luchen por buscarlo. Oren juntos y traten de solucionar este problema a tiempo.
Y por ultimo, un consejo que personalmente siempre ayudó a mi matrimonio se encuentra en Efesios 4:26 “No se ponga el sol sobre vuestro enojo”. En otras palabras; tratemos de no irnos a la cama sin antes resolver nuestros problemas.