Esta es una etapa muy especial, muchos la llaman “la del nido vacío”. Pero viéndola positivamente la llamaremos la etapa de “la segunda luna de miel”. Dura desde los 20 hasta los 30 años, y por eso también se le llama la etapa de la “madurez”.
En esta etapa tendremos momentos duros como en las otras, pero especialmente porque vemos a nuestros hijos salir de casa, ya sea porque deciden ir a probar suerte ellos solos o en el mejor de los casos es porque se van a estudiar a otro lugar, lejos de casa. En fin, los hijos alcanzan su independencia.
No importa si la esposa ha sido ama de casa toda la vida o una profesionista exitosa, a las mujeres les da muy duro que los hijos se vayan de casa. Por esta razón la comunicacíon, es doblemente importante, así que el consejo de casarse con quien puedes pasar horas platicando no debe ser ignorado.
Es ahora cuando volvemos a ajustarnos como pareja, y aunque nos dé muy duro, lo importante es que ahora tenemos más libertad para hacer las cosas que se quedaron pendientes hace mucho tiempo. Si lo vemos positivamente, puede ser tan bonita como me lo proponga. La verdad es que todo en la vida necesita de una actitud positiva, mirar adelante, lo de atrás, ya pasó, y solo podemos aprender de nuestros errores, y seguir adelante.
Hagan planes para estar tiempo juntos y también para hacer actividades separados, esto hará que se nutra la conversación. Hay que despertar el sentido de aventura y hacer planes que nos diviertan a ambos. Es hora de redescubrirse, reencontrarse y conocerse de nuevo. La sexualidad puede repotenciase. Es necesario volver a recuperar esa vida de pareja.
A veces creemos que la vida era todo lo anterior, pero hay mucho todavía por delante, hay mucho por vivir. Estamos en la edad madura y todavía tenemos mucha energía. No la desperdiciemos pensando y viviendo en el pasado. Ahora es tiempo de darme una oportunidad más para sentirme realizado. Me quedan fuerzas para emprender nuevos proyectos.
Es una etapa preciosa en la que voy a sonreír, a vivir y ser feliz. Y por ende los que me rodean sentirán lo mismo. Dios mismo nos quiere ver felices a sus hijos; recordemos las hermosas palabras de 1 de Tesalonicenses 5: 16-18: “Estén siempre alegres, oren sin cesar, den gracias a Dios en toda situación, porque esta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús.”