En el mes de julio del 2016, la hermana Yaneliys Jinete anunció que había un templo en venta en Red Wing y que el precio parecía accesible a las finanzas de la compañía. Se despertó en todos el interés de alcanzar nuestro sueño de tener un templo propio para el grupo hispano.
El día 12 de julio, unos 13 hermanos llegamos juntamente con el Pastor Tinoco para ver el tan ansiado templo. Para nuestra sorpresa, aunque hermoso, era un lugar pequeño. A pesar de que no llenaba todas nuestras expectativas, oramos pidiendo la dirección de Dios en el proceso.
Ese mismo día hablamos de otro templo abandonado que se encontraba muy cerca de la propiedad que pensábamos comprar. Con esa inquietud en mente nos reunimos en la iglesia una semana y media más tarde, para tomar el voto de iniciar el proceso de compra del pequeño templo. Aunque la mayoría votó a favor, algunos pensaban que Dios podía tener algo mejor para nosotros. La noche de la junta la hermana Esmeralda Machado pidió una oportunidad para investigar acerca del templo abandonado, lo que nos pareció bien. A continuación, Esmeralda nos cuenta su experiencia:
Descubriendo el plan de Dios
Cuando nuestra iglesia inició el proceso para tener un templo propio, me dí cuenta de que sería algo difícil, pero no imposible. Me sentí segura de que Dios tiene el control.
El templo que pensábamos comprar era muy pequeño, no tenía salones ni estacionamiento. Fuí a la alcaldía para obtener información acerca del otro templo, que era propiedad del condado. Me dijeron que ya tenía un nuevo dueño y que al parecer estaba en venta. Me dieron el nombre de la compañía y el del dueño, pero no me dieron el número de teléfono.
Busqué en la guía telefónica, lo encontré, oré y llamé. El dueño contestó la llamada, quien al preguntarle el precio me dijo que no me lo podía dar, pero me preguntó cuánto dinero teníamos. Le expliqué quiénes éramos, de nuestros planes de crecer como iglesia y de nuestra necesidad de un templo propio.
Tuvimos varias conversaciones en las siguientes semanas. Mi hija, de solo 8 años, me dijo un día: “Mami, estoy orando para que Dios nos dé un lugar más grande”. Finalmente planeamos reunirnos con el dueño para ver el templo. Quería saberlo todo acerca de nuestra organización y me preguntó: “Gloria, ¿estás segura de que el templo les gusta?”.
“¡Claro que sí! ¡Es perfecta para nosotros!”. Le respondí.
“No venderemos el templo”
No nos comunicamos por unos días hasta que recibí la llamada que cambiaría mi vida.
“Gloria, quiero decirte que no venderemos el templo”, me dijo. Mientras le agradecía sus atenciones me interrumpió diciendo: “Gloria, ¡espera! Nos reunimos con mis hermanos y decidimos que no lo venderíamos, sino que se lo donaremos a tu iglesia”. Me quedé sin palabras.
“¿En serio nos regalan el templo?”.
“Sí, deseamos que sea de ustedes. No sabíamos que hacer con el edificio, pero ahora será de nuevo una casa de adoración a Dios. Estamos felices de que ahora tendrán un lugar propio para adorarle”.
No pude contener las lágrimas. Al saberlo, mi hija empezó a saltar de alegría. “¡Ya viste mami, Dios es maravilloso! ¡Nos ha regalado un templo más grande!”.
Fue así que meses después tuvimos el gusto de conocer a aquel hombre noble que nos entregó las llaves. Tres hermanos cristianos deseaban que ese edificio fuera usado para bendición. En la iglesia nunca dejamos de orar por un milagro, pero jamás nos imaginamos una bendición tan grande.
Hoy agradecemos a Dios, a cada hermano que oró, a nuestros líderes de la Asociación, por ayudarnos en el proceso legal, y a esos generosos donantes. Hoy es una realidad lo que antes parecía una utopía. Esta experiencia nos demuestra que Dios desea darnos más abundantemente de lo que pedimos o anhelamos.
—Noel Rosabal Perez es pastor de la iglesia hispana de Red Wing.