Transcurro en el mes de octubre del 2012. Regresaba del culto de oración de la iglesia de Pagosa Springs, Colorado. Era de noche y pocos minutos después de iniciar el viaje, mi vehículo tuvo un problema. Tuve que detenerme y esperar a que alguien me socorriera. En esa zona de montañas es imposible usar el celular porque no hay recepción, por lo cual no podía comunicarme con nadie. Le pedí a Dios que me enviara alguien que me ayudara. Dios permitió que el motor de mi carro funcionara por algunas millas más pero nuevamente se presentó el problema y en ese momento encontré un amplio lugar al lado de la ruta donde los camioneros se detienen a descansar. Había dos camiones estacionados pero no me animé a pedir ayuda a sus choferes pues supuse que estarían durmiendo. Pocos minutos después, llega otro camión y se estaciona muy cerca de mi vehículo. Le dije al chofer que necesitaba ayuda y muy amablemente me solucionó el problema. Antes de continuar mi viaje le di una revista “El Centinela”. Me preguntó si era cristiano. Cuando le dije que era pastor, se alegró mucho y me dijo que venía desde muy lejos rogándole a Dios que le enviara a alguien para que le ayudara a resolver un conflicto de conciencia que lo estaba atormentando desde hacía un tiempo. Lo curioso es que yo también le oraba a Dios pero por un problema diferente.
En medio de aquel lugar solitario entre las montañas y oscuro, aconsejé a este hombre y luego hice una oración para que Dios le diera paz y pudiera continuar su viaje sin ese tormento. Me agradeció mucho y gracias a Dios se sentía mucho mejor. Intercambiamos nombres y números telefónicos. Pocos días después comenzamos a comunicarnos y le ofrecí estudiar la Biblia. Aceptó con gusto y durante un buen tiempo le enseñé las profecías del Apocalipsis ya que él tenía conocimiento de algunas enseñanzas básicas de la Biblia por asistir a otra iglesia. Mientras él viajaba por diferentes estados recibía por medio de mi celular los estudios que fueron abriendo sus ojos a grandes verdades que él ignoraba. Cuando oyó la doctrina del sábado no tardó en hablar con su empresa para que le permitieran detenerse cada viernes por la tarde y continuaría viajando al terminar el sábado. Fue una gran bendición que su jefe aceptara su petición y en el pueblo o ciudad donde él llegaba antes del inicio del sábado, buscaba nuestra iglesia para congregarse al día siguiente. Y así pudo conocer a muchos hermanos quienes se enteraban de su testimonio y le previeron publicaciones y lo invitaban a comer en sus casas.
Alberto empezó a compartir el mensaje con compañeros de trabajo y compartía su testimonio. Él regresaba cada dos semanas a descansar a su ciudad en Ciudad Juárez, México, donde vive con su familia a la cual les contaba todo lo que estaba aprendiendo de la Palabra de Dios. Decidió asistir a la iglesia de El Paso, Texas, donde vive su mama y que está muy cerca de Ciudad Juárez. El deseo de Alberto es sacar a su mama de su tradición religiosa equivocada y unirla a nuestra iglesia, algo por lo cual debió luchar mucho.
En varias ocasiones, el pastor le pidió que se bautizara allí, pero Alberto le decía que debiera ir a Colorado para que yo lo bautizara. En junio del 2015 realizamos una campaña evangelista en la iglesia de Bloomfield, Nuevo Mexico. Animé a Alberto a que consiguiera permiso en su trabajo para viajar y ser bautizado al final de la campaña. Hizo los arreglos con la compañía y después de casi tres años de aquel encuentro en la ruta, tuve la bendición de reencontrarme con Alberto en la iglesia y presentarlo a la congregación a la cual ya había escuchado en varias ocasiones el testimonio de él y deseaban mucho conocerlo. Al día siguiente, antes del bautismo, Alberto dijo que ese mismo sábado y casi a la misma hora, su mamá iba a ser bautizada también en la iglesia de El Paso. ¡Gloria a Dios por esta otra victoria!
El evangelista término la campaña bautizó a seis personas y yo tuve el privilegio de terminar la ceremonia bautizando Alberto y dándole la bienvenida al pueblo de Dios. Hermanos de otras iglesias de mi distrito, vinieron a participar de aquella fiesta espiritual y para conocer personalmente a Alberto.
Al día siguiente regresó gozoso a su ciudad con la firme determinación de continuar trabajando en la predicación del evangelio para que otros se gocen de andar en la verdad que un día él conoció. Y todo a través de un simple celular y después de un encuentro preparado por Dios permitiendo un problema mecánico para que Alberto pudiera conocer el mensaje divino que ha transformado su corazón. ¡Gracias a Dios por sus misteriosos caminos para rescatar a los perdidos! “Porque tú eres grande, y hacedor de maravillas; sólo tú eres Dios” (Salmos 86:10).
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Rubén Balaguer es el pastor del distrito de Pagosa Springs (Ingles y Español), Bloomfield Español y Durango Español, en Colorado de la asociación de Rocky Mountain, Colorado, USA.