En la ciudad de Kansas City, Kansas, Luis estaba trabajando, como siempre, en una
gasolinera. Era el encargado de mantener el área limpia del lugar. Un domingo de
mañana, se escuchó un disparo y un vehículo que se escapó de la escena. Los
empleados salieron corriendo hacia afuera, para ver qué era lo que había
sucedido. Se encontraron a Luis tendido en el suelo con un disparo mortal. Luis no
pudo hablar, no pudo explicar lo que había sucedido, nada. Nunca había tenido
problemas con nadie, era una persona muy querida por todos. Quedó en la mente
de todos los que lo conocían la incógnita sobre lo sucedido: ¿Le quisieron robar y
se resistió? ¿Fue una venganza por algo? Muchas conclusiones, pero ninguna
prueba.

Cuando la policía dio con el joven agresor, le preguntaron: ¿Por qué lo hiciste?,
¿Le quisiste robar?, ¿Le pediste dinero para drogas y no te dio?, ¿Qué fue lo que
pasó?, ¿Por qué lo mataste? El joven respondió: ¡Porque me miró mal!
En realidad, todos los que conocíamos a Luis, sabemos que probablemente no fue
así.
En este mundo en el que vivimos, la gente es reaccionaria. Me tratan mal, yo los
trato mal. Me faltan el respeto, yo falto el respeto. Me gritan, yo grito más fuerte.
Jesús introduce la regla de oro diciendo:
Mateo 7:12. “Así que todas las cosas que queráis que los hombres hagan con
vosotros, así también haced vosotros con ellos, pues esto es la Ley y los Profetas”.
En la antigüedad, se enseñaba no hacer a otros lo que no te gustaría que te hagan
a ti. Pero Jesús eleva esta regla y la pone en términos positivos. Lo que quieres
que te hagan, hazlo tú primero. ¿Quieres que te traten bien? Trata bien. ¿Quieres
que te traten con respeto? Respeta. La mayoría de la gente que se queja que le
faltan el respeto, son personas que no respetan. Se viven quejando que la gente
es irrespetuosa, desagradecida, etc. Siempre el problema son los demás.
¿Quieres tener una vida de oro? No vivas reaccionando a las acciones de los
demás. Empieza tú con el cambio. ¿Quieres que te escuchen? Escucha. ¿Quieres
ser valorado? Empieza a valorar a las personas que tienes a tu lado.
¿Quieres que sean honestos contigo? No debes mentirles. ¿Quieres que sean
amables contigo? Sé amable.

El cambio empieza en la forma en que nosotros tratamos a los demás. La medida
la ponemos nosotros de cómo nos gustaría ser tratados.
“La prueba de la autenticidad de la religión es la manera como el cristiano trata a
sus prójimos” (Comentario Bíblico Adventista). No es lo que tú creas. No es lo que
prediques. La verdadera medida de la religión es si tratamos a los demás con la
regla de oro, o no.

Hay una frase que se hizo muy famosa en las redes, que dice así: “No puedes
tratar a las personas como basura y adorar a Dios al mismo tiempo”. La regla de
oro resume las obligaciones de la segunda tabla del decálogo. Es la expresión del
gran principio bíblico de amar al prójimo. La forma como tratamos a los demás
demuestra cuán estrecha o lejana es nuestra relación con Dios.
Jesús vivió una vida de oro. Fue maltratado, pero él nunca maltrató. Se burlaron
de él, pero él nunca se burló de las personas. Le faltaron el respeto, pero él nunca
faltó el respeto. Fueron agresivos con él, pero él no fue agresivo con nadie. Jesús
nos invita a vivir una vida de oro, con una norma más elevada a la que nuestra
sociedad maneja.
Jesús dijo en San Juan 14: 15: “Si me amáis, guardad mis mandamientos”.
Ahora, al entender la regla de oro, podemos decirlo también de esta manera: “Si
me amáis, tratad con amor a todos”.

 

ENGLISH VERSION

In the city of Kansas City, Kansas, Luis was working, as always, in a fuel station. He was in charge of keeping the area clean. One Sunday morning a shot was heard and a vehicle fled the scene. The employees ran outside to see what was happening. They found Luis lying on the ground with a fatal shot. Luis could not speak, could not explain what had happened, nothing. He had never had problems with anyone, he was a person that was very loved by all. The unknown about what happened stayed on the mind of all of those who knew him: Did they want to rob him and He resisted? Was it payback for something? There were many conclusions, but none of them resulted in any any real answers.

When the police found the young aggressor, they asked him: Why did you do it? Did you want to rob him? Did you ask him for money or for drugs and he didn’t give it to you? What happened? Why did you kill him? The young man replied, “Because he looked at me wrong!” Actually, everyone who knew Luis knew that it probably wasn’t anything like that.

In this world that we live in, people are reactionary. They treat me badly, I treat them badly. They disrespect me, I disrespect them. They yell at me, I scream louder.

Jesus introduces the golden rule by saying:

Matthew 7:12 – So in everything, do to others what you would have them do to you, for this sums up the Law and the Prophets.

In ancient times, it was taught not to do to others what you would not like them to do to you. But Jesus elevates this rule and puts it in a positive term. What you want them to do to you, do it first. Do you want to be treated well? Treat others well. You want to be treated with respect? Respect others. Most people who complain lack of respect, they are people who do not respect others. They live complaining that people are disrespectful, ungrateful, etc. The problem is always someone else.

Do you want to have a golden life? Do not live reacting to the actions of others. You can start with changing yourself. Do you want them to listen to you? Listen. You want to be valued? Start valuing the people around you. Do you want them to be honest with you? You must not lie to them. Do you want them to be kind to you? Be nice.

Change begins in the way we treat others. We set the measure for how we would like to be treated.

“The test of the authenticity of religion is the way in which the Christian treats their neighbors” (Adventist Biblical Commentary).

It’s not what you think. It’s not what you preach. The true measure of religion is whether we treat others with the golden rule, or not.

There is a phrase that became very famous on social media, which goes like this:

You can’t treat people like trash and worship God at the same time.

The golden rule summarizes the obligations of the second table of the decalogue. It is the expression of great biblical principle of loving your neighbor. The way we treat others shows how close or how far our relationship with God is. Jesus lived a golden life. He was mistreated, but he never mistreated others. They mocked him, but he never made fun of people. They disrespected him, but he never disrespected them. They were aggressive with him, but he was not aggressive with anyone. Jesus invites us to live a golden life with a higher standard than our society manages.

Jesus said in St. John 14:15,

If you love me, keep my commandments.

Now, understanding the golden rule, we can also say it this way: “If
you love me, treat everyone with love.