Esta es la etapa de los 30 años de casados en adelante. También llamada la etapa del “balance” o la etapa del “logro”. Desafortunadamente son muy pocos los que llegan a esta etapa. La mayoría ha decidido divorciarse a lo largo del camino anterior. Pero la realidad es que la vida es sumamente corta y que las batallas que hemos superado nos harán pasar una vejez tranquila y feliz.
Ya hemos sobrevivido el criar hijos, el hacer una familia, superamos el nido vacío, hemos pasado momentos duros y momentos livianos, momentos amargos y momentos felices. Ahora es cuando tenemos la bendición de ver a nuestros nietos. Es tiempo de consentir más que corregir.
Viene el momento de la jubilación, y hay que gozarla. Para algunas personas que han trabajado muy duro suele ser de confusión, y genera estrés. Por lo tanto es el momento de construir proyectos juntos.
Es vital no involucrarse demasiado en la vida de nuestros hijos. Conviene recordar que a nosotros también nos molestaba. Pero estar presentes en momentos en que se requiere de nuestra ayuda y consejos, nos ayuda a nosotros y a ellos.
Habrá hijos que tomaran decisiones equivocadas, igual que nosotros las tomamos. Y a veces peores, pero no nos amarguemos por ello. Seamos indulgentes con nosotros mismos.
Recordemos que la sexualidad no es solo para la juventud, las caricias en esta etapa son indispensables. Recordemos el pasado y mejor si son las cosas lindas. Pero vivamos con alegría el presente.
Hay cosas que no podemos hacer, pero muchas que sí. Como escribí en el artículo anterior, la actitud más positiva nos ayudará a ser mejores. Aceptando la realidad de la vida nos ayudará a ser felices.
Ya tenemos arrugas, roncamos fuerte, pero si llegamos a esta etapa, seremos un ejemplo para nuestros hijos y nietos, así como para la sociedad. Podemos gozar de muchos momentos hermosos, y disfrutar juntos de ver un hermoso atardecer.
Cuando veamos todo ese camino recorrido, veamos que ha sido una bendición, que valió la pena vivir. Y especialmente con la persona que ha compartido todo con nosotros. Esta es la desventaja de los que se divorcian; empiezan y vuelven a empezar el camino, dependiendo cuantas veces se casen.
“La gloria de los jóvenes es su fuerza.
Y la hermosura de los ancianos es su vejez” (Proverbios 20:29).