Esta es también llamada la etapa de la desilusión. Y dura más o menos de 3 a 8 años. En ella nos vemos tal como somos sin el romanticismo de la primera etapa, y aquellos defectos que nos causaban gracia, ya nos empiezan a molestar. Los hijos llegan y ocupan la atención; especialmente de la madre, el padre suele sentirse relegado. El ritmo de la vida cambia. Es también la etapa en la que pasamos por muchas dificultades para adaptarnos. Muchos deciden que es tiempo de terminar con la situación y se divorcian. Suelen preguntarse si se casaron con la pareja ideal y se corre el peligro de caer en el adulterio.
En esta etapa es necesario tener en cuenta algunos consejos para evitar situaciones adversas y pasarla de la mejor manera posible. Hay quienes incluso esta etapa la pasan sin darse cuenta.

  • Recuerde cada momento, el por qué, está con su pareja y el amor que se tuvieron al dar el paso del matrimonio. Si usted ama a esta persona hará lo posible para salir adelante. No deje que el amor se enfríe. Los detalles son importantes en ambos sentidos.
  • Vean sus virtudes y no sus defectos. Manifieste admiración por su pareja.
  • Tener consciencia que la paternidad trae cambios físicos, psicológicos y económicos.
  • No recurrir a burlas o la ironía, ni al silencio castigador en las situaciones adversas. Este comportamiento lo único que lograra será lastimarse mutuamente y acostumbrarse al maltrato que irá creciendo cada día más.
  • Busquen tiempo para estar juntos, y disfrutar uno del otro.
  • Tener diálogos sinceros, y aceptar que cometemos errores porque no somos perfectos, nos ayudará a respetarnos mutuamente. Al mismo tiempo se mejorará y se conservará la relación matrimonial.
  • Entender que somos humanos y ambos tenemos necesidades, ayudara a la relación de la pareja.
  • Una ayuda con los niños a la madre cansada de parte del padre será de beneficio para ambos.
  • Validar el punto de vista del ser amado aunque no se esté de acuerdo.
  • No olvidarse de Dios en ningún momento.

Recordemos que El es nuestro socio en la gran empresa del matrimonio. Que se siente feliz si nosotros somos felices. Pidámosle ayuda “…Y al que a mi viene no le echo fuera” (Juan 6:37) y sabiduría, “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche le será dada. (Santiago 1:5)”.
Seguramente superaremos los momentos difíciles.
En esta etapa vamos entendiendo que el matrimonio es una relación de compromiso serio y se comprende que el amor, más que una sensación es una decisión amorosa por la persona.