Después de considerar si somos aptos para el matrimonio. Ahora llega la organización del evento esperado. La Boda.
Muchos soñamos con una boda de príncipes y princesas, una boda de la cual todos hablen y que sea la mejor que nadie ha tenido. En una luna de miel envidiable que nos haga recorrer el mundo entero.

Consideremos lo siguiente:
La economía real de los contrayentes. Si están trabajando ambos o solo uno de los dos. Con cuánto realmente cuento para gastar, en el evento. A veces no es tanto y una familia en formación; no es bueno que entre en deudas grandes desde el principio.

Si se compra una casa, y esta deuda que por lo general es a plazos; cuánto estoy dispuesto a pagar mensualmente y cuánto me queda en el bolsillo para el evento de la boda.

Por lo general los padres aportan para dicho evento con emoción y alegría. Pero bien conviene que los mismos no se endeuden de tal manera que después no puedan salir con facilidad de la misma. Y la consideración de los hijos es necesaria.

Si planean ir de luna de miel, revisen con cuidado a dónde, cuánto tiempo y cómo harán este viaje y cuánto tengo para gastar.
Tomen en cuenta el gasto de iglesia y recepción, cuántos invitados se tienen en común, vestimentas de los contrayentes, de los padres, caballeros y damas.

Puede ser que ahora ya no lo veamos tan fácil. Pero es necesario que se planee todo con buen tiempo de anticipación. También muchas veces es mejor hacer todo con más sencillez. Por ejemplo; considerar que si no tengo para hacer una recepción tan grande y si ese dinero me puede servir para el enganche de una casita.

En lugar de hacer un viaje largo de bodas, hacerlo más pequeño y que esté dentro de nuestro presupuesto.

Siempre hay que revisar opciones que nos ayuden a llevar una vida más tranquila, y disfrutar de llegar a casa para atender a nuestra pareja sin tanta deuda, nos facilitará el podernos acoplar de mejor manera.

Recordemos que puede haber emergencias, como de salud, que podemos enfrentar pronto. Tengamos un ahorrito que nos ayude en cualquier momento.
Recordemos el consejo bíblico: “Todo tiene su tiempo y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora” (Eclesiastés 3:1).

Concluyendo: una boda es para que la disfrutemos, los contrayentes como nuestros seres amados. La boda puede ser muy sencilla pero con felicidad, es todo lo que se necesita. Dios la va a bendecir, su primer milagro lo hizo en una boda para dejarnos saber que El goza estar en los matrimonios.